Vuelca el cielo en el dedal de tu abuela.
Vuelca.
Derrama.
Caben nubes, silencios,
crepúsculos y noche. Cabe la luna y todo su cortejo
en el dedal de acero
conocedor de las nieve de enero,
de los ardores de junio; conocedor
de tus goces, tus llantos y tus pájaros.
Ahora inclina suavemente el horizonte
y cuadra la última gota. Los hombres
deberán llegar al viejo dedal de acero
para encontrar el sol; los navegantes
lo reclamarán a las divinidades
para orientarse en un firmamento asesino
Nos servirá para escapar
por los túneles que dejará el espacio
cuando se suicide
al arrancar el corazón de las palabras.
Ahora, los resortes del día
se muestran en todo su esplendor ruinoso.
Un pájaro vuela entre aceros destellantes,
baja hasta el dedal que sostiene tu índice
y con un solo picotazo se devora el cielo. Más tarde
volverá a desplegarlo con un vuelo rápido
y algunos ángeles visitarán su vientre
mientras nubes rotundas como aludes
besarán tus desnudos empeines
en la glorieta del jardín de tu madre
donde marchas descalza entre espectros y panes,
entre sombras y estrellas.
Prepárate,
que el lucero se yergue como un cíclope,
se inclina hacia ti, te observa con ternura
y te lleva a la luna fragmentada
del último abril.
Vuelca.
Derrama.
Caben nubes, silencios,
crepúsculos y noche. Cabe la luna y todo su cortejo
en el dedal de acero
conocedor de las nieve de enero,
de los ardores de junio; conocedor
de tus goces, tus llantos y tus pájaros.
Ahora inclina suavemente el horizonte
y cuadra la última gota. Los hombres
deberán llegar al viejo dedal de acero
para encontrar el sol; los navegantes
lo reclamarán a las divinidades
para orientarse en un firmamento asesino
Nos servirá para escapar
por los túneles que dejará el espacio
cuando se suicide
al arrancar el corazón de las palabras.
Ahora, los resortes del día
se muestran en todo su esplendor ruinoso.
Un pájaro vuela entre aceros destellantes,
baja hasta el dedal que sostiene tu índice
y con un solo picotazo se devora el cielo. Más tarde
volverá a desplegarlo con un vuelo rápido
y algunos ángeles visitarán su vientre
mientras nubes rotundas como aludes
besarán tus desnudos empeines
en la glorieta del jardín de tu madre
donde marchas descalza entre espectros y panes,
entre sombras y estrellas.
Prepárate,
que el lucero se yergue como un cíclope,
se inclina hacia ti, te observa con ternura
y te lleva a la luna fragmentada
del último abril.
GOCHO VERSOLARI
El cielo se derrama en el dedal de tu abuela.
27/02/2024 2402277131643
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