(Imagen creada por Inteligencia Artificial) Se desliza un suspiro tan leve que los muelles lejanos...
La comida deberá esperar
La comida deberá esperar; quizá
la puedas calentar más tarde
con un par de troncos flexibles,
lo suficientemente secos como para evitar una humareda
Ahora la dejaremos en la vieja mesa de roble,
el plato humeante, apetitoso. La ventana
requiere de nuestros brazos. La noche
exige nuestros ojos. El sendero
se enamoró de nuestros pies.
En rocas lejanas,
azules y fluidas
la luna nos pide ser salvada,
rescatada,
besada
mientras bandadas de invisibles buitres
extienden la noche y le susurran
verdosos mantras
sonoros susurros azulados.
Pero no te preocupes, tu plato de comida
gravitará en el centro de los vuelos
y habrá sombras de cormoranes
en las auras del cielo
y habrá sabores imprevistos
y las lechugas volarán sobre la tarde
mientras el horizonte adviene
un río tan pequeño
que cabe cien veces en mi uña
y me lo bebo una
y otra
y otra vez
el río, sus duplicados,
sus acuáticos sueños.
y volveremos con mi carga de gemidos
cuando la noche de la media vuelta
y las estrellas muestren esos flancos
cargados de canarios
para que el universo gire y gire
soñando con danzas y azulejos. Y volveremos
y la comida seguirá humeante. Y sonreirás
mientras me ves masticar y limpiar con el pan
el plato de peltre que usara tu abuelo
en la campaña al sur.
Más tarde iremos a la cama
y sonarán repiques en algún recodo
mientras tu seno izquierdo
se llenará de llantos
se llenará de buitres;
de horizontes barbados
y de sol.
De OBRA POÉTICA DE GOCHO VERSOLARI - Blog de poemas
GOCHO VERSOLARI