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Reflexiones sobre el viejo hábito de amanecer y anochecer

 

 

 

 

Amanece. Por costumbre, 

por el simple hábito que acompaña

al café matutino, 

elevamos el sol

según la creencia que flota sobre el mundo:

una enorme serpiente 

con un movimiento muy veloz

en las postrimerías de la noche,

nos convence a cada uno

que llegará la luz, 

que se quedará sobre las cosas y los seres, 

que no regresará a los negros vertederos,

al menos hasta cumplir ese redondo círculo,

ese transcurso de horas y bostezos, 

de hambres y de muertes

que llamamos jornada. 

 

 

Con rostro inocente, 

túnica verde, pies desnudos,

llegas en el crepúsculo

y logras convencerme

del descanso de las luces;

me dices

que un buitre azul extenderá la noche, 

prado de cielo y sal, 

silencio y sombra

en el que recorreremos las cavernas

en busca de monstruos desatados;

en busca

de antiguos destellos cenicientos

y sueños de doncellas escondidas. 

 

No te alejes.

En la arena del tiempo

seguiré tus huellas despojadas

cuando se agoten las sílices, los besos,

las miradas azules, 

los recovecos de la carne,

las flatulencias del espíritu;

cuando se quiebre

el alambre de seda con el que me ataras

para que no acuda a las voces melodiosas

de mis abismos; 

 

para que espere

 

el regreso del sol

 

 
 

De OBRA POÉTICA DE GOCHO VERSOLARI - Blog de poemas

 

GOCHO VERSOLARI

 

Reflexiones sobre el viejo hábito de amanecer y anochecer
06/05/2024
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